-Doctora, no sé qué me pasa…
-Tranquilícese y dígame qué le sucede.
-Llevo unos días inquieto. Me despierto y ahí está, encima de la mesa, mirándome. No tiene ojos, pero le aseguro que me mira fijamente.
-¿El qué le mira?
-El cuaderno. Está en blanco. Pero no necesito dibujarle unos ojos para saber que me mira.
-Ha probado… ¿a escribir algo?
-Eso es lo peor. Sé lo que quiero escribir, la historia que quiero contar, pero cuando me siento, cojo el boli y empiezo a sudar. Escribo algo, lo tacho, arranco el folio y al instante aparece otro en el mismo lugar, mirándome con la misma mirada cruel.
-Hmmm, la doctora se reclina pensativa sobre su asiento.
-¿Qué hago?
-Voy a tener que hacerle análisis, pero mucho me temo que lo suyo es una infección cerebral producida por una historia. Vamos, que tiene cuentitis.
[…] Origen: Cuentitis […]